Un fragmento de mis Danzas:
«Nadie ni Nada me Quitará lo Bailado.»
» … No tengo nada que decir y lo estoy diciendo … » – John Cage.
» … No tengo nada que decir y lo estoy diciendo … » – John Cage.
«Despedida»
«Mapa de mis humillaciones y fracasos.»
No encuentro palabras para expresar este motivo musical, sin embargo he comprendido que una de las mayores ventajas que tiene un arte abstracto, es esa generosa invitación a sumergirnos en recreaciones subjetivas, tan ilimitadas como íntimas, motivos que van más allá de los pensamientos y las emociones porque la música también es un fenómeno que evoca el terreno de lo inaudito, lo inefable y que, entre otros casos, estremece sin mayor esfuerzo algún circuito neuronal acaso hasta hacerlo que dance, cosa que jamás sería posible con lenguajes objetivos y tangibles de otras artes. Por esta razón, considero que el subtitulo que le he dado viene a significar mi modo personal con el que he celebrado esta gratificante batalla que he librado con la inspiración, o una alusión a la alquimia.
Un documental sobre ‘El acercamiento a la música’ ha dicho lo siguiente y lo he confirmado: “…La incomparable emoción estética que la música provoca nace cuando creemos percibir en ella el espejismo de un significado que no accede a manifestarse, la cercanía de una palabra que pareciera a punto de hablarnos pero que jamás descubre su secreto; la sombra de una realidad trascendente que se hurta sin límite a nuestra esperanza. La belleza de la música se basa en su imposibilidad de ser comprendida. Jorge Luis Borges describió a la belleza como: >La espera de una revelación que no llega a producirse.< …”
Mario Poma Monge.