Pensando en voz alta.

'Pródigo.' Mario Poma Monge. Grafito sobre papel. 100cmX60cm. (Modelos imaginarios.)

‘Pródigo.’ / Mario Poma Monge.
Grafito sobre papel.
100cmX60cm.
(Modelos imaginarios.)

Pensando en voz alta.

 

En mi frustración de antropólogo desahuciado preciso a Dios tratando de entenderlo (o entenderme) más allá de cómo lo crean los hombres (a su imagen y semejanza.)
Yo me miro en uno de los cuadros de Van Gogh atreviéndome a coincidir con él,  que es una vergüenza que a un artista sea visto semejante a Dios.


Ahora les diré cuándo esto sí es una verdad.


Como ese dios del que hablan los hombres yo Soy una vergüenza escurriéndose del dolor como si estuviera crucificado, sangrando en calzoncillos y haciéndoles reír a muchos cuando les hago creer que soy un artista, cuando ni si quiera soy artífice, ni si quiera prestidigitador soy, más bien soy un avaro y ladrón que calla las injusticias, un payaso del circo así como podrían ser los maestros de otras sectas, responsable de la Puta de Babilonia. (Que fueron los mismos que le llevaron a la cruz así como yo algún día lo llevé.) No soy nadie. Nadie para presentarme y nadie para decir quién soy. Pero gritar ¡Atrápenme! sería presumir como algunos de aquellos que oran en voz alta.


…Aún así las estrellas del cielo que como flechas de fuego deberían aplastarme, caen sobre mi como una suave llovizna y (por designios insondables más dolorosas,) gritándome:
¿Quiénes son los que te condenan? …Si uno a uno se han marchado soltando la piedra.
Quizá algún teólogo loco halle un sólo ápice a sazón de ese Artista desconocido.


‘Algunas personas hablan de encontrar a Dios. Como si Él pudiera perderse…’ (Dicho popular.)
…El Yo soy, Yo estoy; me encuentra a mi porque yo soy el perdido, me encuentra riéndome con todos bajo el sol y todos los que se mojan o escampan de la lluvia, me encuentra solo, feliz o triste. Llorando como sin Él me encuentra, en el silencio más desolador como si Él mismo fuera el que huyese de mi, lo admito sin poder confesar que me encuentra, sin rezo ni plegaria, como un cobarde en ese laberinto, ‘maldición’ le llaman los que hacen de la fe una prosperidad a los cuales les repito que con nada puedo comprar Su favor, Yo vivo por su gracia aunque no consigue hacerme entender esa paradoja..

Aún así pienso que lo más semejante a Dios no es esa figura de carpintero sino más bien todo aquello que hemos tenido pereza en descubrir los hombres; Mi artesano, mi alfarero, mi herrero, mi escultor, mi tallador, mi albañil  o sea El Tekton.
Y yo, una de las ruinas que El Maestro eligió para construir.

 

Mario Poma Monge.

 

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