Variación del «Duo Seraphim» de Monteverdi.

En lo personal considero que este motete comprende una de las arquitecturas musicales más profundas y memorables de la música religiosa. Fue publicado en Venecia el año 1610 y habrá quienes coincidan que éste es uno de los trabajos religiosos más ambiciosos y monumentales antes de las obras compuestas por J.S.Bach.

Desde hace mucho tiempo, cuando no tenía conocimiento de lo que pasaba en esta pieza ya me cautivaba su magia, es ahora cuando presiento su estructura, la relación entre espiritualidad y música si tomamos en cuenta la paulatina progresión de las voces que con la palabra cantada aluden al misterio de la Trinidad. Este motivo parece haber sido un patrón en aquella época, pues también está presente en la música de Palestrina. En lo personal percibo ilusiones polifónicas dadas por el modo en que está diseñada la modulación de los tonos al enlazar armonías.

 

Los serafines serian, en el misterio religioso, los ángeles más importantes, están en un nivel incluso mayor que el de los querubines ya que ellos se encuentran en el mismísimo trono de Dios.

Este motete está basado en la Biblia e ilustra dos momentos históricos. El primero lo ubico como el de ‘Antes de Cristo’ -porque se trata de un acontecimiento de milenios antes de Cristo- En su primera estrofa describe a los serafines en medio del tormentoso llamado de atención por parte de Dios a Isaias, que escuchó este clamor en los cielos:

» …Santo es el Señor de los ejércitos …La tierra está llena de su Gloria…»

La primera maestría musical de este motete creo que fue la de graficar con las voces a aquel duo de serafines en sus estremecedores clamores, fruto de lo que supondría estar contemplando la abismal presencia de Dios, el temblor de esas voces pronunciando este dramático y vibrante clamor (al más estilo gregoriano) que vendría a cantarnos en Latin:

Primera Estrofa del Motete

Primera estrofa del Motete «Duo Seraphim» de Claudio Monteverdi.

A continuación cito lo que dice la Biblia en el contexto de la primera parte del motete basado en el libro de Isaías 6:1-7

«En el año que murió el rey Uzías, yo vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El borde de su manto cubría el templo. Dos serafines permanecían por encima de él, y cada uno de ellos tenía seis alas; con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Uno de ellos clamaba al otro y le decía: «¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!.» La voz del que clamaba hizo que el umbral de las puertas se estremeciera, y el templo se llenó de humo. Entonces dije yo: «¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!.» Entonces uno de los serafines voló hacia mí. En su mano llevaba un carbón encendido, que había tomado del altar con unas tenazas. Con ese carbón tocó mi boca, y dijo: «Con este carbón he tocado tus labios, para remover tu culpa y perdonar tu pecado.» (Isaías 6:1-7 RVC)


El segundo momento histórico que nos trasmite el motete lo identificó como el de ‘Después de Cristo,’ porque tiene que ver con su aparecimiento, el pleno cumplimiento de todas aquellas oscuras profecías nombradas en el antiguo testamento y que apuntaban a Jesucristo, el Verbo, las maneras más insospechadas en la que nacería, cómo sería su vida, ministerio y cómo habría de terminar para cumplir su misión, y con Él finalmente consumado el misterio de la Trinidad.

Otro detalle de maestría en esta arquitectura musical está en el aparecimiento de una progresión en la que cada voz bien podría representar a cada identidad de la Trinidad y Así, al presentarse la tercera voz podría representar al Espíritu Santo, de modo que las palabras y las voces musicales presentan unánimes el misterio de la Trinidad.

Segunda estrofa del Motete

Segunda estrofa del Motete «Duo Seraphim» de Claudio Monteverdi.

Estas estrofas ya están basadas en el Nuevo Testamento, en el libro de 1 Juan 5:6-12 y cito:

» Éste es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio [en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra.] el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque éste es el testimonio que Dios ha presentado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, lo ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha presentado acerca de su Hijo. Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Juan 5:6-12 RVC)

Mario Poma Monge.